l humanismo surgió en Grecia con Sócrates, cuando éste orientó la Filosofía a ocuparse en los temas del hombre (el conocimiento racional de la verdad y la Ética). Originó la paideía como teoría y práctica de la educación de los griegos según un modelo humanista (que implicaba también una educación cívica y una educación estética). Sócrates (s. IV a.C.) propagó esta paideía por toda Grecia, y luego este ideal educativo pasó a Roma: Cicerón tradujo este término por humanitas, y de aquí viene "humanismo" y "humanidades".
Este humanismo clásico grecorromano fue reavivado en Europa en los ss. XIV-XVI por el humanismo renacentista. A través de éste, el humanismo se convirtió en la base de la cultura occidental que tradicionalmente ha inspirado la educación europea. En el s. XVIII, esta base se completó con el humanismo de la Ilustración y, luego, con el humanismo del neoclasicismo alemán, expresado en su teoría de la Bildung (o formación). Esta última, cifra el ideal de la formación humana en los siguientes rasgos: conocimientos extensos, profundización en los temas, conciencia de lo fundamental, comprensión del mundo y de sí mismo, buen nivel de aptitud, armonía entre la vida intelectual y la vida práctica, presupuestos éticos y gusto estético.
Hay distintas clases de humanismo, emergidas de las correspondientes distintas concepciones de hombre: el humanismo cristiano, el humanismo marxista, el humanismo personalista, el humanismo anarquista, etc. Cada una de ellas puede hacer alguna aportación interesante para un humanismo integral, que es el que cada uno de nosotros podríamos y deberíamos adoptar.
A comienzos de los años de 1970, Edgar Faure propuso el humanismo científico, que al humanismo tradicional le añadía elementos adaptados a las características y necesidades de la sociedad post-industrial. Este tipo de humanismo es muy válido también para la nueva "sociedad del conocimiento", y es el que nosotros recomendamos.
Democracia en Grecia
Solón (594 a. C.), Clístenes (509 a. C.) y Efialtes de Atenas (462 a. C.) contribuyeron al desarrollo de la democracia ateniense. Los historiadores discrepan sobre cuál de ellos fue responsable de la creación de cada una de las instituciones, y cuáles de ellas representaron más fielmente un movimiento verdaderamente democrático. Lo más habitual es tomar como referencia de partida de la democracia a Clístenes, puesto que la constitución de Solón fue abolida y substituida por la tiranía de Pisístrato, mientras que Efialtes revisó la constitución de Clístenes de una forma relativamente pacífica.